jueves, 14 de enero de 2010

Shadows



Ataste a mi cuello, una vez una cuerda. Que no pude sino acer daño para desacerme de ella. Subí a tu altar sin darme cuenta, y caí de él como un trozo de carne podrida a tus ojos. Frené el llanto. Pretendí subirte a mi escoba, mostrarte mis cielos, mis estrellas favoritas, la tenue luz de la luna en un estado mas puro, la infinitud del mar, contarte mis secretos, mis anhelos, quise acer de ti un hermano. Lo único que hice fue mostrarte todo eso y después lanzarte desde la nuve en la que te havia acomodado. Estúpida de mí. Ahora pienso que quizás deberia haberme sentado a tu lado, para que cayeras tu mismo del espeso algodón, y yo después cogerte la mano para que no cayeras. Pero en ese instante no pensé en esa posibilidad. Y todo fué distinto. Me desterraste de tu corazón, expulsaste mi recuerdo de tu mente, me etiquetaste de traidora y finalmente me abandonaste a mi suerte. Y entendiendo tu sufrimiento  envié a tu encuentro una bonita paloma que sería mi mensajera, que haría de nosotros una distancia más corta. Y vuelvo a repetir lo estúpida que fuí. Que pronto fue, que dejé a saber de ti. Que aquello que lo que la paloma me contaba cada vez era menos y sus inquietudes mayores. Pasé de ser la traidora a ser la traicionada. Qué fué del aire que atizó nuestros cabellos en aquellos tiempos? Que fué de las alegrias de nuestra sangre tras una ligera copa? Que fue de todas aquellas palabras, todos aquellos susurros y abrazos? Tan gran mal he hecho? Tan grande venganza es la que quieres ejercer sobre mi? Tanto es así, que de tal modo deseas verme sufrir? Y yo, patetica de mi, que ya ni recuerdas el timbre de mi voz diciendote cuanto me alegraba de tenerte a mi lado, que no soy mas que una vieja fotografia olvidada, lanzada a las llamas, yo, que aqui donde ves mi cuerpo hubo un dia un alma tranquila, todavia te recuerdo, y todavia te aprecio y guardo dentro de mi pequeño corazón esos dias que etiqueté como nuestros. Vuelvo a repetir, que estúpida fuí. Y esque ahora es tal la impotencia que no es mas mi deseo que volver a mirarte severamente y gritarte a la cara todas las espinas que me has estado enviando, por cada espina una herida, por cada herida un hilo de sangre que mancha mi alma como la peste, sacudir tu cuerpo cómo si fuera difunto, exigir que vuelvas a mi lado y azotar tu rostro con mi mano. Me niego a confiar más en nadie, me niego a dar más oportunidades, me niego pero seguiré tapando mis oidos a comentarios, cerraré mis ojos a cuanto vea, mantendré mis labios cerrados a cualquier palabra que se atreva a salir de mi boca y guardaré mis lagrimas para depositarlas en una cajita de música estropeada.
...Soledad, es aquello que te hace sentir solo, a pesar de estar rodeado de gente.

2 latidos:

Irene Calduch dijo...

sin palabras, encantador y mágico a la vez que amargo y desteñido.
:)

La ladrona de besos dijo...

ho sento.